Sail Away Sweet Sister
¿Que busco?

¡Busco a mi hermana mayor! Para desarrollar una trama larga y tendida ♡
Estado: Libre (0/1)
Harriet Hopperfell nació como primogénita en una familia de magos humilde y amorosa. Cuando tenía dos años y medio, su madre dio a luz a Hamish, su hermano menor. Al contrario que muchos otros niños, la pequeña quedó encantada con el recién nacido. Se sentía importante ahora que tenía a alguien de quien cuidar y a quien enseñarle todo lo que sabía. Por lo tanto, desde el principio Harriet siempre estuvo al pendiente de su hermano, incluso cuando debía pararse de puntitas para observarlo en su cuna.
Algo especial sobre esta niña es que la magia que vivía en ella era fuerte incluso antes de que cumpliese un año. Para cuando el nuevo miembro de la familia arribó, Harriet ya había transformado sonajeros en conejos y había hecho volar un chupete hasta el techo. En cambio, su hermano nunca dio señales de tener el gen mágico. Por este motivo, su responsable hermana mayor tomó como parte de su deber mostrarle cada objeto y animal mágico existente. Así, ni bien Hamish aprendió a caminar, Harriet lo empezó a pasear por toda la casa, hablándole sin parar sobre hechizos y dragones. De allí que desde el principio él la admirase y la considerase un ángel del conocimiento.
Aún así, el cumpleaños de once de Hamish llegó sin que hubiese ningún episodio mágico de su parte. Después de años de esperar una señal, su hermana se asustó. ¿No iría a Hogwarts con ella, para que le mostrase el edificio y lo ayudase con la tarea? ¿No vería con él los partidos de Quidditch de Hufflepuff y el Torneo de los Tres Magos?
¡Wingardium Leviosa! Sin dudarlo un instante, rompió el Decreto para la Razonable Restricción de la Brujería en los Menores de Edad, con la esperanza de poder engañar a su familia y hacerles creer que su hermano era un mago. Tristemente, la verdad se supo en cuestión de minutos. Y peor aún, ese episodio marcó un antes y un después en la relación que tenía con Hamish. El niño realmente se había ilusionado al ver flotar el libro que tenía entre manos. Y que no fuese cierto le rompió el corazón y lo hundió en una tristeza que le duró meses. Harriet quedó muy avergonzada y no supo cómo pedirle disculpas o consolarlo. Lo único que atinó a hacer fue alejarse de él, para no volver a lastimarlo. De esta forma, aquel año se subió al tren en el andén 9 3/4 sin despedirse de su hermano y sintiéndose aún culpable por haberlo hecho llorar por primera vez.
De allí en más, tomaron caminos distintos. Ella siguió estudiando en Hogwarts, destacándose entre sus compañeros por sus buenas notas. Y él fue enviado a una escuela muggle para que aprovechase su inteligencia y pudiese crecer entre sus semejantes. Más tarde, Harriet se recibió y se hizo aprendiz de un mago renombrado por sus Encantamientos; mientras que Hamish se doctoró en Ciencias Físicas y se dedicó a investigar fenómenos inexplicables en términos muggles. De esta manera, se distanciaron al punto de sólo verse en reuniones familiares como Año Nuevo.
Esta situación se extendió por años. Hasta que recientemente Hamish le escribió una carta pidiéndole que por favor lo recomendase a la directora McGonagall como profesor de Estudios Muggle. Ella había llegado a ocupar el puesto del profesor Flitwick una vez este se retiró. E hizo todo lo posible por ayudar a su hermano a conseguir el trabajo. Sin embargo, luego de todo ese tiempo de no hablarse... ¿Qué le diría ahora cada vez que se lo cruzase en los pasillos de Hogwarts? ¿Se animaría a disculparse por el episodio de sus once? ¿Podrían ser cercanos otra vez?
Estado: Libre (0/1)
Harriet Hopperfell nació como primogénita en una familia de magos humilde y amorosa. Cuando tenía dos años y medio, su madre dio a luz a Hamish, su hermano menor. Al contrario que muchos otros niños, la pequeña quedó encantada con el recién nacido. Se sentía importante ahora que tenía a alguien de quien cuidar y a quien enseñarle todo lo que sabía. Por lo tanto, desde el principio Harriet siempre estuvo al pendiente de su hermano, incluso cuando debía pararse de puntitas para observarlo en su cuna.
Algo especial sobre esta niña es que la magia que vivía en ella era fuerte incluso antes de que cumpliese un año. Para cuando el nuevo miembro de la familia arribó, Harriet ya había transformado sonajeros en conejos y había hecho volar un chupete hasta el techo. En cambio, su hermano nunca dio señales de tener el gen mágico. Por este motivo, su responsable hermana mayor tomó como parte de su deber mostrarle cada objeto y animal mágico existente. Así, ni bien Hamish aprendió a caminar, Harriet lo empezó a pasear por toda la casa, hablándole sin parar sobre hechizos y dragones. De allí que desde el principio él la admirase y la considerase un ángel del conocimiento.
Aún así, el cumpleaños de once de Hamish llegó sin que hubiese ningún episodio mágico de su parte. Después de años de esperar una señal, su hermana se asustó. ¿No iría a Hogwarts con ella, para que le mostrase el edificio y lo ayudase con la tarea? ¿No vería con él los partidos de Quidditch de Hufflepuff y el Torneo de los Tres Magos?
¡Wingardium Leviosa! Sin dudarlo un instante, rompió el Decreto para la Razonable Restricción de la Brujería en los Menores de Edad, con la esperanza de poder engañar a su familia y hacerles creer que su hermano era un mago. Tristemente, la verdad se supo en cuestión de minutos. Y peor aún, ese episodio marcó un antes y un después en la relación que tenía con Hamish. El niño realmente se había ilusionado al ver flotar el libro que tenía entre manos. Y que no fuese cierto le rompió el corazón y lo hundió en una tristeza que le duró meses. Harriet quedó muy avergonzada y no supo cómo pedirle disculpas o consolarlo. Lo único que atinó a hacer fue alejarse de él, para no volver a lastimarlo. De esta forma, aquel año se subió al tren en el andén 9 3/4 sin despedirse de su hermano y sintiéndose aún culpable por haberlo hecho llorar por primera vez.
De allí en más, tomaron caminos distintos. Ella siguió estudiando en Hogwarts, destacándose entre sus compañeros por sus buenas notas. Y él fue enviado a una escuela muggle para que aprovechase su inteligencia y pudiese crecer entre sus semejantes. Más tarde, Harriet se recibió y se hizo aprendiz de un mago renombrado por sus Encantamientos; mientras que Hamish se doctoró en Ciencias Físicas y se dedicó a investigar fenómenos inexplicables en términos muggles. De esta manera, se distanciaron al punto de sólo verse en reuniones familiares como Año Nuevo.
Esta situación se extendió por años. Hasta que recientemente Hamish le escribió una carta pidiéndole que por favor lo recomendase a la directora McGonagall como profesor de Estudios Muggle. Ella había llegado a ocupar el puesto del profesor Flitwick una vez este se retiró. E hizo todo lo posible por ayudar a su hermano a conseguir el trabajo. Sin embargo, luego de todo ese tiempo de no hablarse... ¿Qué le diría ahora cada vez que se lo cruzase en los pasillos de Hogwarts? ¿Se animaría a disculparse por el episodio de sus once? ¿Podrían ser cercanos otra vez?
¿Que ofrezco?
Requisitos:
- Nombre y apellido: Harriet Hopperfell
- Edad: 34 ó 35 años
- Grupo: Ciudadano Mágico
- Ocupación: Profesora de Encantamientos en Hogwarts (ex-Hufflepuff)
- Linaje: Sangre Pura
- Una usuario amigable :D
- Rol profundo, con posibilidad de flashbacks y varias etapas en la relación.
- Mucha ternura, porque aunque las cosas entre ellas estén incómodas, Hamish siempre va a adorar a su hermana e intentar arreglarlo.
- Un personaje con varios rasgos libres y con historia tan sólo en parte armada para que pueda tener más tramas aparte de ésta.
- Avisos de ausencias.
Killer Queen
¿Que busco?

¡También busco a una mujer que fue amiga y enemiga de Hamish! Para ver cómo sigue el asunto y rolear algo con más acción.
Estado: Ocupado (1/1)
La conoció como una estudiante en una conferencia que dio en términos científicos muggle sobre ciertas anomalías en unos bosques de Siberia, donde un hechizo se había salido de control y había hecho hervir el agua de un lago por una semana. Al contrario que todo el resto de los presentes, ella lo felicitó y se mostró muy interesada en el tema. Se presentó como una alumna a punto de terminar su tesis y le preguntó si llegado el caso podría realizar su investigación de doctorado con él. El profesor Hopperfell aceptó instantánea y efusivamente, anotándole en el celular su dirección de mail y otros datos para que pudiera contactarlo.
Unos meses más tarde se juntaron en un café para determinar su pregunta de investigación. Y de allí en más continuaron encontrándose para afinar detalles, discutir papers, teorías y demás. Para cuando se volvió becaria de Hamish, él ya la consideraba un mente brillante y con un gran futuro. Se sentía orgulloso de trabajar con ella. Y feliz por ver sus esfuerzos reconocidos y no ridiculizados como en todos los congresos a los que lograba que lo invitasen. Se hallaba tan alegre que silbaba en el laboratorio y se imaginaba que sería un jefe de proyecto increíble y que lograría no sólo ser un guía profesional, sino también un amigo.
¿Cómo podría haber previsto que toda su buena fortuna era parte de un plan que se concretaba paso a paso e instante a instante? La División Cero buscaba continuamente accidentes mágicos. Los mapeaban y monitoreaban cada mención que se hacía de ellos, buscando civiles involucrados, que supiesen o no sobre la existencia de los magos, con el fin de recaudar información. Prestaban especial atención a las investigaciones científicas realizadas en la Zonas Rojas, sondeando a sus participantes para ver si serían buenas adquisiciones para su equipo de desarrollo tecnológico. Y por desgracia, ambos criterios llevaban a un resultado positivo en Hamish Hopperfell.
Por este motivo, su supuesta estudiante de doctorado trabajaba en realidad como soldado o investigador dentro de la División Cero. Le habían asignado la misión de evaluarlo e indagar en su relación con la amenaza global que enfrentaban. En caso de encontrar evidencia mágica concluyente, debía arrestarlo y entregarlo de inmediato a la organización.
Transcurrieron meses sin que Hamish se enterase de esto. Con el tiempo se fueron volviendo cercanos. Se veían casi todos los días en el laboratorio y hablaban de todo, al punto de que ella se enteró poco a poco sobre cómo se había apartado de muy pequeño de su familia y cuán distanciado se sentía de su hermana. Finalmente, el día llegó en que pareció natural dar un paso más. Y ese fin de semana, en vez de juntarse en un café para trabajar en la tesis, él la invitó a su casa.
Gran error. Sin que pasase una hora siquiera de su llegada, ella descubrió los polvos flu mientras él le preparaba un té. Hamish no entendió nada de allí en más. Lo apuntó con un arma. Hizo una llamada por teléfono. Unos desconocidos lo capturaron. Lo mantuvieron encerrado casi dos semanas. Lo interrogaron de buenos y malos modos. Le revelaron más información de la que podía procesar. Y finalmente lo extorsionaron para que trabajara para ellos, amenazando con arrestar a su familia si no colaboraba.
Ahora… ¿Qué pasaría si lo emparejan en la misión con la persona que lo traicionó? Ya sea como compañera o como superior, ¿la perdonaría alguna vez o aprendería a vivir con la tensión en el aire? Y pensando hacia atrás, ¿le explicaría ella exactamente qué sucedió? Porque Hamish Hopperfell hubiese jurado que entre ellos había una amistad sincera. Y tal vez algo más.
Estado: Ocupado (1/1)
La conoció como una estudiante en una conferencia que dio en términos científicos muggle sobre ciertas anomalías en unos bosques de Siberia, donde un hechizo se había salido de control y había hecho hervir el agua de un lago por una semana. Al contrario que todo el resto de los presentes, ella lo felicitó y se mostró muy interesada en el tema. Se presentó como una alumna a punto de terminar su tesis y le preguntó si llegado el caso podría realizar su investigación de doctorado con él. El profesor Hopperfell aceptó instantánea y efusivamente, anotándole en el celular su dirección de mail y otros datos para que pudiera contactarlo.
Unos meses más tarde se juntaron en un café para determinar su pregunta de investigación. Y de allí en más continuaron encontrándose para afinar detalles, discutir papers, teorías y demás. Para cuando se volvió becaria de Hamish, él ya la consideraba un mente brillante y con un gran futuro. Se sentía orgulloso de trabajar con ella. Y feliz por ver sus esfuerzos reconocidos y no ridiculizados como en todos los congresos a los que lograba que lo invitasen. Se hallaba tan alegre que silbaba en el laboratorio y se imaginaba que sería un jefe de proyecto increíble y que lograría no sólo ser un guía profesional, sino también un amigo.
¿Cómo podría haber previsto que toda su buena fortuna era parte de un plan que se concretaba paso a paso e instante a instante? La División Cero buscaba continuamente accidentes mágicos. Los mapeaban y monitoreaban cada mención que se hacía de ellos, buscando civiles involucrados, que supiesen o no sobre la existencia de los magos, con el fin de recaudar información. Prestaban especial atención a las investigaciones científicas realizadas en la Zonas Rojas, sondeando a sus participantes para ver si serían buenas adquisiciones para su equipo de desarrollo tecnológico. Y por desgracia, ambos criterios llevaban a un resultado positivo en Hamish Hopperfell.
Por este motivo, su supuesta estudiante de doctorado trabajaba en realidad como soldado o investigador dentro de la División Cero. Le habían asignado la misión de evaluarlo e indagar en su relación con la amenaza global que enfrentaban. En caso de encontrar evidencia mágica concluyente, debía arrestarlo y entregarlo de inmediato a la organización.
Transcurrieron meses sin que Hamish se enterase de esto. Con el tiempo se fueron volviendo cercanos. Se veían casi todos los días en el laboratorio y hablaban de todo, al punto de que ella se enteró poco a poco sobre cómo se había apartado de muy pequeño de su familia y cuán distanciado se sentía de su hermana. Finalmente, el día llegó en que pareció natural dar un paso más. Y ese fin de semana, en vez de juntarse en un café para trabajar en la tesis, él la invitó a su casa.
Gran error. Sin que pasase una hora siquiera de su llegada, ella descubrió los polvos flu mientras él le preparaba un té. Hamish no entendió nada de allí en más. Lo apuntó con un arma. Hizo una llamada por teléfono. Unos desconocidos lo capturaron. Lo mantuvieron encerrado casi dos semanas. Lo interrogaron de buenos y malos modos. Le revelaron más información de la que podía procesar. Y finalmente lo extorsionaron para que trabajara para ellos, amenazando con arrestar a su familia si no colaboraba.
Ahora… ¿Qué pasaría si lo emparejan en la misión con la persona que lo traicionó? Ya sea como compañera o como superior, ¿la perdonaría alguna vez o aprendería a vivir con la tensión en el aire? Y pensando hacia atrás, ¿le explicaría ella exactamente qué sucedió? Porque Hamish Hopperfell hubiese jurado que entre ellos había una amistad sincera. Y tal vez algo más.
¿Que ofrezco?
Requisitos:
- Edad: 24 a 29 años
- Ocupación: Investigadora o soldado dentro de la División Cero
- Una usuario amigable :D
- Rol intrincado, con sentimientos entremezclados y bastante acción.
- Desenlace abierto, porque la relación se va a ir desarrollando en el rol. ¿Y quién sabe? Tal vez puedan acabar siendo amigos o incluso pareja.
- Un personaje con varios rasgos libres y con historia tan sólo en parte armada para que pueda tener más tramas aparte de ésta.
- Avisos de ausencias.
I Want It All


¿Que busco?
¡Profesores y alumnos! Como dice la canción, lo quiero todo. ¡Todo!
Estado: Libre (1/∞)
Para empezar... Quiero a los pocos alumnos que se interesan por aprender sobre los muggles. Quiero unos cuantos alumnos que no se interesan en nada y que sólo van a sus clases porque escucharon que se aprueban fácil. Y quiero incluso aquellos alumnos que detestan a los muggle y que si por ellos fueran los escupirían a la cara.
Y para seguir... Quiero algún profesor amable con el que se pueda hablar a la hora del té. Quiero profesores con cara de perro que le ladren a Hamish si los saluda. Quiero a algún colega que lo aconseje en temas didácticos o que le de algo de consuelo cuando se siente decaído. Y quiero a aquel compañero desagradable con más prejuicios que cualquier alumno, aquel que lo desprecia por ser un squib.
¡Alumnos rebeldes! ¡Estudiantes traviesos! ¡Adolescentes que necesiten consejo! ¡Docentes en la crisis de los cuarenta! ¡Profesores que entienden de magia pero no saben lo que es la electricidad! ¡Colegas que ocultan secretos extraños!
Quiero todo eso y más. Después de todo, me gusta pensar que el buen rol puede hallarse en cualquier sitio. No hay por qué planearlo todo. ¡Con una mente abierta, pueden surgir una y mil tramas! Y cuando se les ocurre algo en lo que encaja mi personaje, ¡pues aquí me tienen!
Estado: Libre (1/∞)
Para empezar... Quiero a los pocos alumnos que se interesan por aprender sobre los muggles. Quiero unos cuantos alumnos que no se interesan en nada y que sólo van a sus clases porque escucharon que se aprueban fácil. Y quiero incluso aquellos alumnos que detestan a los muggle y que si por ellos fueran los escupirían a la cara.
Y para seguir... Quiero algún profesor amable con el que se pueda hablar a la hora del té. Quiero profesores con cara de perro que le ladren a Hamish si los saluda. Quiero a algún colega que lo aconseje en temas didácticos o que le de algo de consuelo cuando se siente decaído. Y quiero a aquel compañero desagradable con más prejuicios que cualquier alumno, aquel que lo desprecia por ser un squib.
¡Alumnos rebeldes! ¡Estudiantes traviesos! ¡Adolescentes que necesiten consejo! ¡Docentes en la crisis de los cuarenta! ¡Profesores que entienden de magia pero no saben lo que es la electricidad! ¡Colegas que ocultan secretos extraños!
Quiero todo eso y más. Después de todo, me gusta pensar que el buen rol puede hallarse en cualquier sitio. No hay por qué planearlo todo. ¡Con una mente abierta, pueden surgir una y mil tramas! Y cuando se les ocurre algo en lo que encaja mi personaje, ¡pues aquí me tienen!
¿Que ofrezco?
¡Rol sin requisitos! ¡Tramas que no sabemos qué deparan! Sólo hagamos una lluvia de ideas. ¡Y dejemos que diluvie! 
